D UX en accesibilidad cognitiva: Diseñando para neurodiversidad.
Por Redacción Aguayo
La neurodiversidad celebra las diferentes formas en las que funciona el cerebro humano. Diseñar experiencias accesibles para esta diversidad no solo es un acto de inclusión, también mejora la comprensión, usabilidad y empatía en nuestros productos. Un diseño inclusivo es, simplemente, un mejor diseño. 🧠

¿Qué es la neurodiversidad y por qué importa en UX?
La neurodiversidad parte de una idea fundamental: el cerebro humano no es una sola cosa. No hay una única forma “correcta” de pensar, sentir o procesar información. Las personas neurodivergentes —aquellas con autismo, dislexia, TDAH, síndrome de Tourette, trastornos de ansiedad, entre otras— tienen patrones neurológicos distintos que influyen directamente en cómo interactúan con el mundo. Y eso, por supuesto, incluye cómo usan productos digitales.
En UX, solemos hablar de empatía. Sin embargo, muchas veces esa empatía se construye alrededor de un “usuario promedio” que, en realidad, no representa la diversidad cognitiva real de nuestras audiencias. Si asumimos que todos comprenden la interfaz igual, que todos se orientan con la misma facilidad o que todos pueden leer instrucciones técnicas con rapidez, estamos diseñando para unos pocos.
Lo importante aquí es entender que la accesibilidad cognitiva no es un “plus”, ni una función extra que se activa desde un menú. Es parte esencial del diseño centrado en las personas. Es la base para crear experiencias más humanas, más comprensibles y, por lo tanto, más efectivas.
Diseñar para la neurodiversidad no es “hacerlo más fácil”. Es hacerlo más claro, más tolerante al error, más predecible, más comprensible… en otras palabras: mejor.
Puntos clave para comprender la accesibilidad cognitiva
- Carga cognitiva
El esfuerzo mental que una persona necesita invertir para realizar una tarea. Diseños recargados, procesos confusos o instrucciones poco claras incrementan esta carga, provocando frustración, abandono o errores. - Claridad del lenguaje
Las palabras que usamos importan. Una instrucción mal redactada puede confundir incluso a un usuario neurotípico, pero en personas neurodivergentes esto se multiplica. El lenguaje debe ser directo, sin ambigüedades ni sobreexplicaciones. - Estructura de la información
Una interfaz desorganizada o sin jerarquías visuales claras genera caos mental. El orden visual ayuda al cerebro a clasificar y procesar más rápido, lo cual es vital en personas con dificultades de atención o procesamiento. - Tiempo para decidir
Interfaces que presionan al usuario para actuar rápidamente —por temporizadores, animaciones que desaparecen o interrupciones— pueden provocar ansiedad o decisiones erradas. Un buen diseño ofrece control, no urgencia. - Predictibilidad
Un entorno predecible reduce la ansiedad. Si una acción produce siempre el mismo efecto y si las reglas del sistema se entienden fácilmente, el usuario puede enfocarse en su objetivo sin miedo a “romper algo”.
Obstáculos frecuentes para personas neurodivergentes
Las interfaces que consideramos “normales” muchas veces están llenas de fricción cognitiva. Algunos ejemplos cotidianos:
- Bloques largos de texto sin jerarquía visual
Leer sin pausas ni señales de estructura es agotador. Esto afecta especialmente a personas con dislexia o déficit de atención. - Navegaciones inestables
Menús que aparecen o desaparecen, estructuras que cambian entre secciones, rutas no lineales o breadcrumbs mal implementados son laberintos invisibles. - Formularios densos o poco claros
Instrucciones ambiguas, campos sin etiquetas consistentes, validaciones que no explican el error o que desaparecen demasiado rápido generan frustración y abandono. - Estímulos visuales excesivos
Parpadeos, gifs en bucle, animaciones constantes o efectos innecesarios pueden ser molestos o incluso incapacitantes para personas con hipersensibilidad sensorial. - Lenguaje técnico o ambiguo
Frases como “introduzca su credencial de autenticación” o “token inválido” no ayudan. Un mensaje como “Tu contraseña es incorrecta, intenta de nuevo” es más claro y humano. - Falta de espacio visual
Interfaz saturada = mente saturada. El espacio en blanco no es vacío, es respiración.
Principios de diseño amigables con la neurodiversidad
Lenguaje claro y directo
Adopta un enfoque plain language. Evita lo pasivo, lo abstracto y lo innecesario. Usa ejemplos. Da contexto. En vez de “Proporcione su información de inicio de sesión”, prueba con: “Escribe tu correo y contraseña para entrar”.
Jerarquía visual evidente
El cerebro escanea, no lee línea por línea. Usa encabezados, bullets, subtítulos, íconos funcionales, color para agrupación. Una buena jerarquía ayuda a segmentar el contenido en fragmentos digeribles.
Un solo foco por pantalla
Simplifica cada vista. Idealmente, una acción principal por pantalla. Múltiples CTAs, menús, popups o paneles laterales pueden ser sobrecogedores.
Consistencia de patrones
La repetición de estructuras reduce la carga mental. Un botón que siempre luce igual genera confianza. La inconsistencia, en cambio, obliga al usuario a reaprender.
Feedback explícito
Todo clic debe tener consecuencia visible. Todo error debe explicar qué pasó, por qué ocurrió y qué puede hacer el usuario. Silencio o ambigüedad son enemigos de la accesibilidad.
Diseño inclusivo desde el research
No puedes diseñar para personas neurodivergentes si no las incluyes en la fase de investigación. No se trata de hablar “sobre” ellas, sino “con” ellas.
- Incluye diversidad en tu reclutamiento
No basta con tener diversidad demográfica. Asegúrate de que también haya diversidad cognitiva. - Adapta tus herramientas y tiempos
Usa pruebas moderadas si hay ansiedad, evita tiempo límite en tareas, permite pausas, y evita tests que dependan de rapidez mental. - Cuida el lenguaje en las entrevistas
Evita lenguaje técnico, habla de forma empática, y verifica si la persona prefiere comunicación escrita o verbal. - Entrega resultados contextualizados
No caigas en conclusiones simplistas: el hecho de que alguien se “pierda” en una interfaz no significa que no pueda usar tecnología. Tal vez el diseño fue excluyente desde el inicio.
Microinteracciones y accesibilidad cognitiva
Una microinteracción puede ser la diferencia entre una experiencia fluida o frustrante. Bien usadas, sirven como guía silenciosa. Mal usadas, son una distracción ruidosa.
Malas prácticas:
- Animaciones largas que impiden la acción
- Feedback visual sin equivalente textual
- Cambios de color sin contraste suficiente
Buenas prácticas:
- Breves transiciones que muestran lo que cambia
- Confirmaciones con texto e ícono
- Animaciones suaves que refuercen acciones positivas (ej. check verde tras guardar)
Diseño de formularios y flujos
Los formularios suelen ser pruebas de paciencia, sobre todo para personas neurodivergentes. Aquí es donde muchas experiencias se rompen. Recomendaciones clave:
- Divide en pasos lógicos, muestra progreso
- Indica claramente qué es obligatorio y evita sorpresas
- Evita scroll infinitos o múltiples campos por pantalla
- No uses solo color para indicar errores
- Permite revisar y corregir antes de enviar
Y sobre todo: permite equivocarse sin penalizar. El error es parte natural de usar una interfaz.
Estética accesible ≠ estética aburrida
Un diseño accesible no debe verse como un diseño gris. La belleza puede construirse desde la simplicidad, desde la armonía visual y desde la intención. Las personas neurodivergentes también disfrutan de lo estético, pero necesitan que la estética no sacrifique funcionalidad.
- Usa contrastes adecuados pero no agresivos
- Evita saturar la interfaz de elementos decorativos
- Prioriza claridad y limpieza visual
- Usa ilustraciones o íconos como anclajes de orientación
La clave está en diseñar con respeto, no con condescendencia.
Casos reales de diseño neuroinclusivo
BBC Bitesize
Diseñado especialmente para estudiantes, su enfoque modular, colorido y estructurado facilita la comprensión para usuarios con dislexia o dificultades de concentración. Los contenidos están fragmentados, tienen video, audio y texto claro.
Notion
Aunque no fue concebido como herramienta accesible, su estructura minimalista y personalizable ha hecho que muchos usuarios neurodivergentes la adopten como espacio de organización. La posibilidad de crear flujos mentales propios lo hace poderoso.
Microsoft Inclusive Design Toolkit
Una referencia obligada. No solo ofrece recomendaciones técnicas, también propone marcos mentales para pensar desde la inclusión. Tiene ejercicios prácticos, mapas de empatía y guías específicas para autismo, dislexia y TDAH.
¿Cómo evaluar si tu diseño es cognitivamente accesible?
- Haz pruebas con diversidad real
No te conformes con testers neurotípicos. Invita personas con diferentes estilos cognitivos. - Observa el lenguaje corporal y emocional
¿Frustración? ¿Tiempos de espera largos? ¿Dudas constantes? Son señales de fricción. - Mide y compara
Tasa de éxito en formularios, tiempo en tareas clave, abandono en pasos intermedios. - Usa herramientas de evaluación
Aunque muchas se enfocan en accesibilidad visual, también detectan estructuras que podrían ser problemáticas (orden de tab, etiquetas, foco).
Haz retrospectivas inclusivas
¿Qué aprendiste del test? ¿Qué se puede mejorar no solo visualmente, sino cognitivamente?
Conclusión: diseñar para todos no es una utopía, es una estrategia
La accesibilidad cognitiva no es una exigencia técnica ni un favor a una minoría. Es un enfoque que transforma la experiencia digital en algo verdaderamente universal. Cuando entendemos que los usuarios no son homogéneos, y que pensar diferente no es una desventaja sino una realidad estructural del mundo, el diseño empieza a asumir su verdadero rol: el de puente, no el de barrera.
Diseñar para la neurodiversidad no significa hacer interfaces “más simples”. Significa hacerlas más claras, más comprensibles, más justas. Implica reconocer que lo que para unos es obvio, para otros puede ser inalcanzable si no se estructura bien. Que lo que para algunos es solo una animación llamativa, para otros es una fuente de distracción o ansiedad. Y que un diseño que respeta distintas maneras de pensar no solo es más inclusivo: es más inteligente y más competitivo.
Cada vez más organizaciones están entendiendo que la accesibilidad no se limita a una rampa en la entrada o a subtítulos en un video. Se trata de construir productos con la suficiente flexibilidad y empatía para que cualquier persona —independientemente de cómo funcione su cerebro— pueda interactuar, aprender, decidir, comprar, crear o disfrutar sin fricciones innecesarias.
En un mundo saturado de estímulos, velocidad y complejidad, diseñar con atención a la diversidad cognitiva es una forma de rebelión amable. Es decirle al usuario: “Entiendo que tú piensas diferente, y eso también importa aquí”.
Porque al final, el diseño que cuida de la neurodiversidad cuida de todos.