Bienaventurados los que creen sin ver
Diego Aguayo conoció a Dios por un milagro. Un 1 de enero (el de 1991), el único día del año en que las iglesias están cerradas, Diego se paró al frente de una de sus puertas, y suplicó al cielo diciendo, "Dios, necesito tu ayuda, sácame de este problema".
El problema era que su vida estaba hecha trizas. A pesar del enorme éxito profesional, a nivel personal Diego tenía problemas de alcoholismo, dependencias de drogas, relaciones familiares en vilo, y el divorcio agendado. Y por todo lo anterior, su futuro profesional ya estaba en riesgo.
El cambio llegó unos meses después, el 17 de abril de 1991. Ese día fue la misa de velación de la mamá de un cliente. Era en la Iglesia San Juan de Ávila. Diego llegó y se hizo atrás, en la última fila. Cuando llegó la parte del evangelio del día, el sacerdote leyó el pasaje en dónde Jesús había resucitado y se la apareció a los apóstoles, pero Tomás no se encontraba ahí. Y cuando le contaron a Tomás que Jesús estaba vivo, él no creyó. Dijo que tenía que verlo personalmente y meter el dedo en el agujero de sus clavos para creer. Entonces Jesús se le apareció a Tomás y este dijo, ahora si creo y Jesús le dijo: “Tomás, porque me has visto, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” Y al instante, como un reflejo, Diego miró al cielo y declaró creyendo, "Yo, Dios, creo que Jesús está vivo, y lo creo sin ver. Entonces, yo soy bienaventurado. No sé qué es ser bienaventurado, pero soy bienaventurado, porque he creído que Jesús está vivo y no he visto nada"
Y como una película que ya has visto antes, y empiezas a recordar, en cuestión de segundos, la liberación de Jesús se reveló en su mente. A esto le siguió el llanto inconsolable, el arrepentimiento profundo y la alegría que tocaba hacer pública. Como el mismo Diego lo describe, "tuve que salir de esa iglesia a contarle a todo el mundo, a mi esposa, a mis padres, a mis colegas. ¡A todos! ¡Que Jesús estaba vivo! Ya después en la agencia me empezaron a decir "ahí viene Jesús Aguayo". Y como un milagro de los que habla la Biblia, Diego dejó el alcohol y la droga, de manera repentina.
Antes de esos días, Diego estaba consumiendo media botella de vodka diario que escondía en el baño de la oficina para que nadie lo notara. Al alcohol había que sumarle la coca, la mariguana y las gotas para los ojos., Pero, la verdad es que con esos problemas, ya el puesto no era fijo en ninguna agencia. Unos días después, Diego perdió su puesto como Vicepresidente en Aser Young & Rubicam.
Aunque todavía quedaba mucho por reparar, y otras consecuencias por vivir, haber descubierto a Jesús había sido como ganarse la lotería. Recuperar a la familia, educar a los niños, y recomponer la carrera profesional se veía tan fácil al lado de Jesús.
Aguayo abre sus puertas
Eso mismo, que ahora Jesús estaba de su lado, fue la razón que hizo qué Diego descartara la idea de ir a buscar un nuevo trabajo. Así, sin clientes, ni empleados, Diego Aguayo Henao y Alexandra Agudelo Restrepo (su esposa), el 21 de octubre de 1991, abrieron las puertas de Aguayo & Asociados, en el barrio Los Alcázares de Bogotá. El socio (de “Asociados”), era el padre de Diego, que nunca dudó de su hijo, y cuándo necesitó un apoyo estuvo listo para invertir en la empresa.
Con el objetivo de convertirse en la agencia de publicidad más creativa del país, Aguayo apostó por la creatividad, como herramienta poderosa de ventas. En su primera línea de negocios, Aguayo ofrece campañas de publicidad, que posicionan marcas disparadas en ventas.
Los primeros reconocimientos por la creatividad no se hicieron esperar. En 1995, Aguayo empezó a participar en festivales y certámenes que premian la creatividad, y ese mismo año ganó el primer puesto del Premio Carlos Lleras Restrepo y un bronce en Congriber 95 Miami en la categoría de Campaña Gráfica, ambos con el cliente Progreso Corporación Financiera. También, un bronce en Fiap en la misma categoría, con su trabajo para la empresa Estibol.
Pero fue en 1997, en dónde la agencia se posicionó cómo una de las más creativas del país, al ganar en Los Premios Cóndor, el concurso central de la publicidad colombiana, 5 Cóndores de Oro y el Grand Prix en televisión.
En el año 2011 Aguayo ganó uno de los premios más deseados por las agencias y anunciantes, el Gran Effie por la campaña para Mercedes Benz.
La empresa obtuvo más de 250 galardones contando reconocimientos de oro, plata, bronce y nominaciones, en los festivales creativos más reconocidos de la industria de la publicidad, como Festival de Cannes, The New York Festivals,, London International Advertising, Clio Awards, Fiap, Wave Festival, Ojo de Iberoamérica y los Effie Awards, entre otros.
De Agencia de Publicidad a Consultora de Estrategia de Experiencia de Usuario (UX)
Alrededor del 2012, frente a un panorama incierto para las agencias de publicidad a causa de la revolución del internet (y la forma en la que se hace comunicación y publicidad en los nuevos medios), Aguayo se plantea la pregunta estratégica sobre su futuro: ¿Qué servicios pueden complementar nuestra oferta de servicios y dónde podemos aportar más a nuestro clientes?
Juan Manuel Aguayo, hijo de Diego Aguayo, quién en el 2009 se había vinculado a la empresa, toma la iniciativa de liderar el nuevo proyecto: desarrollar una línea de servicio enfocada en el Diseño de Productos Digitales de Alta Calidad. Lo de la “Alta Calidad” lo añade al proyecto guiado por su filosofía de trabajo: “siempre, todo lo que hagamos debe quedar perfecto”. ¿Cómo hacerlos? Era justo lo que faltaba por resolver.
Después de indagar con varios colegas, es un amigo radicado en Montreal, Canadá, quién le da la respuesta en un libro titulado “No me haga pensar”, de Steve Krug. El autor define de manera general una metodología de trabajo que centra el proceso de diseño en la experiencia del usuario que va a utilizar el producto. El marco de trabajo (UX Centered Design) elimina la subjetividad del diseñador, del programador o del cliente, sobre lo que funciona o no en el producto, y centra la solución sobre las expectativas y los objetivos del usuario (y el negocio), procurando alcanzar la mejor experiencia de usuario posible. “Si al final el usuario tiene una experiencia positiva, las probabilidades de recomendación del producto se disparan significativamente. Y esto, pega en las ventas”.
El concepto de Experiencia de Usuario tiene todo el sentido para una empresa que busca ofrecer servicios enfocados en aumentar las ventas del cliente, porque al definitivamente, es el usuario (final) quién decide o no adquirir el producto en venta, con base a su experiencia previa. (Aquí nadie es pendejo, si la experiencia que tenemos con un producto es fatal, no volvemos a comprarlo nunca ;)
Con la nueva apuesta estratégica para la empresa, Juan Manuel formó el equipo de Estrategia de Experiencia de Usuario (UX) como el fundamentos de los servicios integrales de Aguayo, y salió a vender. Al principio se trataba más de una empresa nueva dentro de una empresa tradicional, con un nuevo objetivo de ventas, de mercado y de producto. Mal definido, casi como un spin-off de Aguayo Publicidad.
La persistencia y el concepto de calidad como diferencial competitivo, dió frutos positivos, y después de un par de años, Aguayo se ha convertido en un firma boutique de alta calidad en servicios de Estrategia de Experiencia de Usuario (UX) enfocada en servicios de Productos Digital y Campañas de Marketing y Publicidad centrada en Ventas.